La "Revolución Industrial" es un periodo histórico comprendido entre la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX, en el que el Reino Unido primero, y el resto de la Europa continental después, sufren el mayor conjunto de transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales de la Historia de la humanidad, desde el Neolítico.
La economía basada en el trabajo manual fue reemplazada por otra dominada por la industria y la manufactura. La revolución comenzó con la mecanización de las industrias textiles y el desarrollo de los procesos del hierro. La expansión del comercio fue favorecida por la mejora de las rutas de transportes y posteriormente por el nacimiento del ferrocarril. Las innovaciones tecnológicas más importantes fueron la máquina de vapor y la denominada Spinning Jenny, una potente máquina relacionada con la industria textil. Estas nuevas máquinas favorecieron enormes incrementos en la capacidad de producción. La producción y desarrollo de nuevos modelos de maquinaria en las dos primeras décadas del siglo XIX facilitó la manufactura en otras industrias e incrementó también su producción.
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Causas [editar]
Las causas de la revolución industrial son diversas, de las cuales destacan las causas demográficas, agrícolas y la mejora de nuevas vías de comunicación y tecnologías. Algunos historiadores la contemplan como el momento en el que se dejaron atrás los cambios sociales e institucionales surgidos con el fin de la etapa feudal británica después de la Guerra Civil Inglesa en el siglo XHI.
En el campo de la agricultura la existencia de controles fronterizos más intensos evitaron la propagación de enfermedades y disminuyó la propagación de epidemias como las ocurridas en tiempos anteriores. La revolución agrícola británica hizo además más eficiente la producción de alimentos con una menor aportación del factor trabajo, alentando a la población que no podía encontrar trabajos agrícolas a buscar empleos relacionados con la industria y, por ende, originando un movimiento migratorio desde el campo a las ciudades así como un nuevo desarrollo en las fábricas. La expansión colonial del siglo XVII acompañada del desarrollo del comercio internacional, la creación de mercados financieros y la acumulación de capital son considerados factores influyentes, como también lo fue la revolución científica del siglo XVII. Se puede decir que se produjo en Inglaterra por su desarrollo económico, político y tecnológico.
La presencia de un mayor mercado doméstico debería también ser considerada como un catalizador de la revolución industrial, explicando particularmente por qué ocurrió en el Reino Unido.
La invención de la máquina de vapor fue una de las más importantes innovaciones de la revolución industrial. Hizo posible mejoramientos en el trabajo del metal basado en el uso de coque en vez de carbón vegetal. En el siglo XVIII la industria textil aprovechó el poder del agua para el funcionamiento de algunas máquinas. Estas industrias se convirtieron en el modelo de organización del trabajo humano en las fábricas.
Además de la innovación de la maquinaria, la cadena de montaje contribuyó mucho en la eficiencia de las fábricas.
Revolución agrícola: aumento progresivo de la producción gracias a la inversión de los propietarios en nuevas técnicas y sistemas de cultivo, además de la mejora del uso de fertilizantes.
El desarrollo del capital comercial: Las máquinas se aplicaron a los transportes y a la comunicación iniciando una enorme transformación. Ahora las relaciones entre patronos y trabajadores es únicamente laboral y con el fin de obtener beneficios.
Cambios demográfico-sociales: la modernización de la agricultura permitió un crecimiento demográfico debido a la mejora de la alimentación. También hubo adelantos en la medicina y en la higiene, de ahí que creciera la población. También hubo una emigración del campo a la ciudad porque la ocupación en labores agrícolas disminuyó mientras crecía la demanda de trabajo en las ciudades.
Esta primera revolución se caracterizó por un cambio en los instrumentos de trabajo de tipo artesanal por la máquina de vapor, movida por la energía del carbón. La máquina exige individuos más calificados, produce una reducción en el número de personas empleadas, arrojando de manera incesante masas de obreros de un ramo de la producción a otra. Especialmente del campo a la ciudad.
La revolución industrial generó también un ensanchamiento de los mercados extranjeros y una nueva división internacional del trabajo' (DIT). Los nuevos mercados se conquistaron mediante el abaratamiento de los productos hechos con la máquina, por los nuevos sistemas de transporte y la apertura de vías de comunicación, así como también, mediante una política expansionista. El Reino Unido fue el primero que llevó a cabo toda una serie de transformaciones que la colocaron a la cabeza de todos los países del mundo. Los cambios en la agricultura, en la población, en los transportes, en la tecnología y en las industrias, favorecieron un desarrollo industrial. La industria textil algodonera fue el sector líder de la industrialización y la base de la acumulación de capital que abrirá paso, en una segunda fase, a la siderurgia y al ferrocarril.
A mediados del siglo XIX, la industria británica tenía sólidas bases y con una doble expansión: las industrias de bienes de producción y de bienes de consumo. Incluso se estimuló el crecimiento de la minería del carbón y de la siderurgia con la construcción del ferrocarril. Así, en Gran Bretaña se desarrolló de pleno el capitalismo industrial, lo que explica su supremacía industrial hasta 1870 aproximadamente, como también financiera y comercial desde mediados de siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial (1914). En el resto de Europa y en otras regiones como América del Norte o Japón, la industrialización fue muy posterior y siguió pautas diferentes a la británica.
Unos países tuvieron la industrialización entre 1850 y 1914: Francia, Alemania y Bélgica. En 1850 apenas existe la fábrica moderna en Europa continental, sólo en Bélgica hay un proceso de revolución seguido al del Reino Unido. En la segunda mitad del siglo XIX se fortalece en Turingia y Sajonia la industrialización de Alemania.
Otros países siguieron un modelo de industrialización diferente y muy tardía: Italia, Imperio Austrohúngaro, España o Rusia. La industrialización de éstos se inició tímidamente en las últimas décadas del siglo XIX, para terminar mucho después de 1914.
Véase también: Segunda revolución industrial y Tercera revolución industrial
Etapas de la Revolución Industrial [editar]
La Revolución Industrial estuvo dividida en dos etapas: La primera del año 1750 hasta 1840, y la segunda de 1880 hasta nuestros tiempos. Todos estos cambios trajeron consigo consecuencias tales como:
Demográficas. Traspaso de la población del campo a la ciudad (éxodo rural) — Migraciones internacionales — Crecimiento sostenido de la población — Grandes diferencias entre los pueblos — Independencia económica
Económicas. Producción en serie — Desarrollo del capitalismo — Aparición de las grandes empresas — Intercambios desiguales
Sociales. Nace el proletariado — Nace la Cuestión social
Ambientales. Deterioro del ambiente y degradación del paisaje — Explotación irracional de la tierra.
A mediados del siglo XIX, en Inglaterra se realizaron una serie de transformaciones que hoy conocemos como Revolución Industrial; dentro de las cuales las más relevantes fueron:
La aplicación de la ciencia y tecnología permitió el invento de máquinas que mejoraban los procesos productivos.
La despersonalización de las relaciones de trabajo: se pasa desde el taller familiar a la fábrica.
El uso de nuevas fuentes energéticas, como el carbón y el vapor.
La revolución en el transporte: ferrocarriles y barco de vapor.
El surgimiento del proletariado urbano.
El porqué Inglaterra estaba en condiciones de iniciar este proceso se debe a que hubo una serie de factores que lo favorecían; por ejemplo, contaban con abundante mano de obra, con yacimientos de carbón, tenía colonias en ultramar que le proveían de materia primas y contaba con una gran red de vías fluviales que facilitaban el transporte de mercaderías por el interior de su territorio. A ese conjunto de factores se suman dos fenómenos paralelos: una revolución agrícola y otra demográfica. La primera consistió en la aplicación de nuevas tecnologías y formas de explotación de la tierra; desaparecieron los pequeños propietarios y las tierras de uso común, a favor de grandes latifundistas; se incrementó ostensiblemente la producción de alimentos y también crecieron las rentas de los grandes propietarios que invirtieron en el proceso de industrialización. La revolución demográfica significó un aumento notorio y explosivo de la población, fenómeno que nos sólo se desarrolló en Inglaterra. Las causas de este incremento se relacionan con el aumento de la producción de alimentos, el mejoramiento de las condiciones higiénicas de la población y también se agregarán, más tarde, los avances en el campo de la medicina, lo que permitió rebajar las tasas de mortalidad.
Impacto social [editar]
La industrialización que se originó en Inglaterra y luego se extendió por toda Europa no sólo tuvo un gran impacto económico, sino que además generó enormes transformaciones sociales.
Proletariado urbano. Como consecuencia de la revolución agrícola y demográfica, se produjo un éxodo masivo de campesinos hacia las ciudades; el antiguo agricultor se convirtió en obrero industrial. La ciudad industrial aumentó su población como consecuencia del crecimiento natural de sus habitantes y por el arribo de este nuevo contingente humano. La carencia de habitaciones fue el primer problema que sufrió esta población marginada socialmente; debía vivir en espacios reducidos sin las mínimas condiciones, comodidades y condiciones de higiene. A ello se sumaban largas horas de trabajo, en las que participaban hombres, mujeres y niños que carecían de toda protección legal frente a los dueños de las fábricas o centros de producción. Este conjunto de males que afectaba al proletariado urbano se llamó la Cuestión social, haciendo alusión a las insuficiencias materiales y espirituales que les afectaban.
Burguesía industrial. Como contraste al proletariado industrial, se fortaleció el poder económico y social de los grandes empresarios, afianzando de este modo el sistema económico capitalista, caracterizado por la propiedad privada de los medios de producción y la regularización de los precios por el mercado, de acuerdo por la oferta y la demanda.
En este escenario, la burguesía desplaza definitivamente a la aristocracia terrateniente y su situación de privilegio social se basó fundamentalmente en la fortuna y no en el origen o la sangre. Avalados por una doctrina que defendía la libertad económica,los empresarios obtenían grandes riquezas, no sólo vendiendo y compitiendo, sino que además pagando bajos precios por la fuerza de trabajo aportada por los obreros.
Las propuestas para solucionar el problema social. Frente a la situación de pobreza y precariedad de los obreros, surgieron críticas y fórmulas para tratar de darles solución; por ejemplo, los socialistas utópicos, que aspiraban a crear una sociedad ideal, justa y libre de todo tipo de problemas sociales. Otra propuesta fue el socialismo científico de Karl Marx, que proponía la revolución y la abolición de la propiedad privada (marxismo); también la Iglesia católica, a través del Papa León XIII, dio a conocer la Encíclica Rerum Novarum (1891), que condenaba los abusos y exigía a los estados la obligación de proteger a lo más débiles. A continuación, un fragmento de dicha encíclica: « (...) Si el obrero presta a otros sus fuerzas a su industria, las presta con el fin de alcanzar lo necesario para vivir y sustentarse y por todo esto con el trabajo que de su parte pone, adquiere el derecho verdadero y perfecto, no solo para exigir un salario, sino para hacer de este el uso que quisiere (...) ». Estos elementos fueron decisivos para el surgimiento de los movimientos reivindicativos de los derechos de los trabajadores.
La revolución industrial generó cambios fundamentales en la sociedad británica del siglo XVIII, y posteriormente se extendió a los otros países europeos.
En Gran Bretaña, la población creció ampliamente. Pasó de 9 millones en 1780 a 21 millones en 1850. Mientras que la población europea pasó de 188 millones a 266 millones en 1850.
Principios fundamentales de la industria [editar]
Uno de los principios fundamentales de la industria moderna es que nunca considera a los procesos de producción como definitivos o acabados. Su base técnico-científica es revolucionaria, generando así, el problema de la obsolescencia tecnológica en períodos cada vez más breves. Desde esta perspectiva puede afirmarse que todas las formas de producción anteriores a la industria moderna (artesanía y manufactura) fueron esencialmente conservadoras. Sin embargo, esta característica de obsolescencia e innovación no se circunscribe a la ciencia y la tecnología, sino debe ampliarse a toda la estructura económica de las sociedades modernas. En este contexto la innovación es, por definición, negación, destrucción, cambio, la transformación es la esencia permanente de la modernidad.
El desarrollo de nuevas tecnologías, como ciencias aplicadas, en un receptivo clima social, es el momento y el sitio para una revolución industrial de innovaciones en cadena, como un proceso acumulativo de tecnología, que crea bienes y servicios, mejorando el nivel y la calidad de vida. Son básicos un capitalismo incipiente, un sistema educativo y espíritu emprendedor. La no adecuación o correspondencia entre unos y otros crea desequilibrios o injusticias. Parece ser que este desequilibrio en los procesos de industrialización, siempre socialmente muy inestables, es en la práctica inevitable, pero mensurable para poder construir modelos mejorados.
miércoles, 9 de enero de 2008
Manuel Machado
Manuel Machado Ruiz (Sevilla, 29 de agosto de 1874 - Madrid, 19 de enero de 1947) fue un poeta español, hermano de Antonio Machado. Fue uno de los más destacados representantes del Modernismo en España.
Primeros años [editar]
Manuel era hijo de Antonio Machado Álvarez, conocido folclorista sevillano de sobrenombre «Demófilo» y de Ana Ruiz. Su hermano fue otro poeta de talla similar y de trayectoria paralela: Antonio Machado.
De su padre heredó el amor a lo auténtico del carácter popular andaluz. También su infancia debió transcurrir, como versa su hermano Antonio, en un patio de Sevilla, en donde habría un alegre huerto con -al menos- un limonero, en el seno del Palacio de las Dueñas, en donde su padre trabajaba como administrador de la ilustre casa ducal de Alba. Pero cuando Manuel tenía 9 años, Sevilla se les había quedado pequeña y hubo que buscar fortuna en la capital de España.
Juventud [editar]
La familia se trasladó a Madrid y allí fue donde desarrolló lo importante de sus estudios que llegaron hasta la licenciatura de Filosofía y Letras. A partir de esos años, la familia Machado volvería a Sevilla en muy escasas ocasiones pero lo sevillano y lo andaluz siempre fue para él una referencia viva, aunque distante, por la nostalgia y el amor que derramaban sus padres hacia la tierra que les vio nacer.
En Madrid, el joven Manuel empieza a dar a conocer sus primeras poesías y colabora en diversos proyectos de la vida literaria madrileña junto con escritores como Francisco Villaespesa y Juan Ramón Jiménez.
Madurez [editar]
Con el transcurrir de los años, llegó a ser director de la Hemeroteca y Museo Municipal. Creó varias revistas literarias de escasa duración, y colaboró en periódicos diarios de Europa y América.
Contribuyó fervientemente a la poesía modernista, entendida en su vertiente más colorista, decadente y cosmopolita, dándole un matiz andalucista que hace de su poesía algo único.
A menudo se ha contrapuesto esta vertiente modernista a la Generación del 98.
En el año 1938 —en plena guerra civil— fue designado para ocupar un sillón en la Real Academia Española.
Colaboración con su hermano [editar]
Manuel y Antonio, dos poetas hermanos que despuntaban en aquel Madrid de principios del siglo XX, llegaron a colaborar en la creación teatral, siempre impregnada de situaciones que recordaban al típico ambiente andaluz. La obra cumbre de su creación teatral es, sin duda, «La Lola se va a los Puertos», de la cual se han hecho un par de versiones cinematográficas.
Otras obras teatrales en cooperación fraternal fueron: «La duquesa de Benamejí» , «La prima Fernanda» , «Juan de Mañara» , «Las adelfas» , «El hombre que murió en la guerra» , «Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel». Después, los dos hermanos poetas se encaminan por senderos separados que les conducen, hacia el final de sus vidas, a abrazar los dos diferentes bandos en los que desembocó España por culpa de la guerra civil.
Manuel y Antonio, a pesar de recorrer caminos separados en la creación poética, siempre conservaron un paralelismo en sus obras, cualquiera que las observe con algún detenimiento descubrirá, en cada una de ellas, algunos retazos o matices que delatan la fuente común de la que bebieron y vivieron. Tiene Manuel Machado una poesía titulada «Adelfos» que bien pudiera llevar el subtítulo de "Autobiografía". En ella, el poeta describe con bellos florilegios, una argumentación muy paralela a la contenida en la poesía «Retrato» de su hermano Antonio. Ambas poesías están construidas con versos alejandrinos; ambas poesías se componen de serventesios, -nueve serventesios la de Antonio, uno menos la de Manuel-; y ambas poesías describen las autobiografías poéticas respectivas.
Franquismo [editar]
Al llegar triunfante a Madrid la sublevación de Franco, en el año 1939, Manuel dedicó al militar golpista una poesía de panegírico titulada «Al sable del Caudillo». Esto le valió a Manuel el reconocimiento y el salvoconducto para poder vivir dentro del régimen.
Cuentan sus biógrafos que poco tiempo después de publicada, sintió Manuel un gran arrepentimiento por escribir y publicar la poesía, máxime cuando se enteró de la muerte de su madre y su hermano, en el exilio francés. El 19 de enero de 1947 falleció en Madrid Manuel Machado.
Repercusión [editar]
Después vino el aperturismo español de los años 60 y 70 en donde ya se vislumbraba el final de la dictadura franquista. Aquella juventud que militaba en el antifranquismo, dio de lado a todo poeta amparado por la dictadura, y empezó a abrazar a esos otros que murieron -o aún vivían- en el exilio.
La obra de Manuel Machado fue dada de lado, y su vacío se llenó con la obra poética de su hermano Antonio. La figura de Manuel Machado quedó, pues, eclipsada por la de Antonio Machado.
Crítica [editar]
Pero nuestro poeta es el gran conocedor y divulgador de letras de los cantes flamencos, que a decir con el gracejo típico andaluz, ha quedado bajo el conocido nombre de "cante hondo". No es nada raro que parte de su inspiración la hubiera tomado de la enorme colección de letras de cantes flamencos, que su padre fue recopilando a lo largo de muchos años, tomadas directamente de los anónimos cantaores andaluces y que publicó en un libro titulado «Cantes flamencos».
Manuel Machado fue un gran estudioso de todos los estilos del cante flamenco y escribió poesías idóneas, que bien pudieran ser adaptadas para la música de una garganta y una guitarra española. Su estilo poético incluye estrofas de coplas, seguidillas, y soleares. Dentro de este último estilo, el poeta innovó una variante de soleá en la que el verso central tenía un número desproporcionado de sílabas (9, 10, 11, ó más sílabas) que él mismo bautizó como soleariyas. También escribió romances octosílabos, cuartetos, serventesios y sonetos.
Bajo el estilo de soneto, escribió como nadie los sonetos octosílabos, denominados sonetillos; y dentro de estos sonetos de arte menor, véase la filigrana que borda con el sonetillo trisílabo titulado «Verano». Cuando el poeta reproduce literalmente esas palabras típicas del decir andaluz, para mejor dar a entender al lector que no pertenecen al correcto lenguaje español, van escritas en letra cursiva. Ahora por medio de estos modernos métodos, se expone una de sus mejores antologías, para que sea apreciado y valorado con serena neutralidad; con ello, hacemos un agradecido homenaje al fino y gran poeta del alma andaluza.
Su verso es ingenioso, ágil, expresivo, muy influido por el parnasianismo. Verlaine y Rubén Darío son destilados por Manuel Machado para darles una personalidad única.
Reconocimientos Elegido miembro de la RAE en 1938
Primeros años [editar]
Manuel era hijo de Antonio Machado Álvarez, conocido folclorista sevillano de sobrenombre «Demófilo» y de Ana Ruiz. Su hermano fue otro poeta de talla similar y de trayectoria paralela: Antonio Machado.
De su padre heredó el amor a lo auténtico del carácter popular andaluz. También su infancia debió transcurrir, como versa su hermano Antonio, en un patio de Sevilla, en donde habría un alegre huerto con -al menos- un limonero, en el seno del Palacio de las Dueñas, en donde su padre trabajaba como administrador de la ilustre casa ducal de Alba. Pero cuando Manuel tenía 9 años, Sevilla se les había quedado pequeña y hubo que buscar fortuna en la capital de España.
Juventud [editar]
La familia se trasladó a Madrid y allí fue donde desarrolló lo importante de sus estudios que llegaron hasta la licenciatura de Filosofía y Letras. A partir de esos años, la familia Machado volvería a Sevilla en muy escasas ocasiones pero lo sevillano y lo andaluz siempre fue para él una referencia viva, aunque distante, por la nostalgia y el amor que derramaban sus padres hacia la tierra que les vio nacer.
En Madrid, el joven Manuel empieza a dar a conocer sus primeras poesías y colabora en diversos proyectos de la vida literaria madrileña junto con escritores como Francisco Villaespesa y Juan Ramón Jiménez.
Madurez [editar]
Con el transcurrir de los años, llegó a ser director de la Hemeroteca y Museo Municipal. Creó varias revistas literarias de escasa duración, y colaboró en periódicos diarios de Europa y América.
Contribuyó fervientemente a la poesía modernista, entendida en su vertiente más colorista, decadente y cosmopolita, dándole un matiz andalucista que hace de su poesía algo único.
A menudo se ha contrapuesto esta vertiente modernista a la Generación del 98.
En el año 1938 —en plena guerra civil— fue designado para ocupar un sillón en la Real Academia Española.
Colaboración con su hermano [editar]
Manuel y Antonio, dos poetas hermanos que despuntaban en aquel Madrid de principios del siglo XX, llegaron a colaborar en la creación teatral, siempre impregnada de situaciones que recordaban al típico ambiente andaluz. La obra cumbre de su creación teatral es, sin duda, «La Lola se va a los Puertos», de la cual se han hecho un par de versiones cinematográficas.
Otras obras teatrales en cooperación fraternal fueron: «La duquesa de Benamejí» , «La prima Fernanda» , «Juan de Mañara» , «Las adelfas» , «El hombre que murió en la guerra» , «Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel». Después, los dos hermanos poetas se encaminan por senderos separados que les conducen, hacia el final de sus vidas, a abrazar los dos diferentes bandos en los que desembocó España por culpa de la guerra civil.
Manuel y Antonio, a pesar de recorrer caminos separados en la creación poética, siempre conservaron un paralelismo en sus obras, cualquiera que las observe con algún detenimiento descubrirá, en cada una de ellas, algunos retazos o matices que delatan la fuente común de la que bebieron y vivieron. Tiene Manuel Machado una poesía titulada «Adelfos» que bien pudiera llevar el subtítulo de "Autobiografía". En ella, el poeta describe con bellos florilegios, una argumentación muy paralela a la contenida en la poesía «Retrato» de su hermano Antonio. Ambas poesías están construidas con versos alejandrinos; ambas poesías se componen de serventesios, -nueve serventesios la de Antonio, uno menos la de Manuel-; y ambas poesías describen las autobiografías poéticas respectivas.
Franquismo [editar]
Al llegar triunfante a Madrid la sublevación de Franco, en el año 1939, Manuel dedicó al militar golpista una poesía de panegírico titulada «Al sable del Caudillo». Esto le valió a Manuel el reconocimiento y el salvoconducto para poder vivir dentro del régimen.
Cuentan sus biógrafos que poco tiempo después de publicada, sintió Manuel un gran arrepentimiento por escribir y publicar la poesía, máxime cuando se enteró de la muerte de su madre y su hermano, en el exilio francés. El 19 de enero de 1947 falleció en Madrid Manuel Machado.
Repercusión [editar]
Después vino el aperturismo español de los años 60 y 70 en donde ya se vislumbraba el final de la dictadura franquista. Aquella juventud que militaba en el antifranquismo, dio de lado a todo poeta amparado por la dictadura, y empezó a abrazar a esos otros que murieron -o aún vivían- en el exilio.
La obra de Manuel Machado fue dada de lado, y su vacío se llenó con la obra poética de su hermano Antonio. La figura de Manuel Machado quedó, pues, eclipsada por la de Antonio Machado.
Crítica [editar]
Pero nuestro poeta es el gran conocedor y divulgador de letras de los cantes flamencos, que a decir con el gracejo típico andaluz, ha quedado bajo el conocido nombre de "cante hondo". No es nada raro que parte de su inspiración la hubiera tomado de la enorme colección de letras de cantes flamencos, que su padre fue recopilando a lo largo de muchos años, tomadas directamente de los anónimos cantaores andaluces y que publicó en un libro titulado «Cantes flamencos».
Manuel Machado fue un gran estudioso de todos los estilos del cante flamenco y escribió poesías idóneas, que bien pudieran ser adaptadas para la música de una garganta y una guitarra española. Su estilo poético incluye estrofas de coplas, seguidillas, y soleares. Dentro de este último estilo, el poeta innovó una variante de soleá en la que el verso central tenía un número desproporcionado de sílabas (9, 10, 11, ó más sílabas) que él mismo bautizó como soleariyas. También escribió romances octosílabos, cuartetos, serventesios y sonetos.
Bajo el estilo de soneto, escribió como nadie los sonetos octosílabos, denominados sonetillos; y dentro de estos sonetos de arte menor, véase la filigrana que borda con el sonetillo trisílabo titulado «Verano». Cuando el poeta reproduce literalmente esas palabras típicas del decir andaluz, para mejor dar a entender al lector que no pertenecen al correcto lenguaje español, van escritas en letra cursiva. Ahora por medio de estos modernos métodos, se expone una de sus mejores antologías, para que sea apreciado y valorado con serena neutralidad; con ello, hacemos un agradecido homenaje al fino y gran poeta del alma andaluza.
Su verso es ingenioso, ágil, expresivo, muy influido por el parnasianismo. Verlaine y Rubén Darío son destilados por Manuel Machado para darles una personalidad única.
Reconocimientos Elegido miembro de la RAE en 1938
AZORIN
José Augusto Trinidad Martínez Ruiz, más conocido por su seudónimo Azorín (Monóvar, España; 8/11 de junio de 1873 - Madrid, 2/4 de marzo 1967) fue un escritor español, además de novelista, ensayista y de ser el crítico literario español más importante de su tiempo.
Su padre era natural de Yecla, Murcia, y militaba en el partido conservador (llegó a ser alcalde, diputado y seguidor de Romero Robledo). Ejercía de abogado en Monóvar y poseía una importante hacienda. Su madre había nacido en Petrer. Era una familia tradicional burguesa y acomodada. Azorín fue el mayor de nueve hermanos. Estudió bachillerato interno durante ocho años en el colegio de los Escolapios de Yecla, etapa que refleja en sus dos primeras novelas, de fuerte contenido autobiográfico. De 1888 a 1896 cursó derecho en Valencia, donde se interesa por el Krausismo y el anarquismo y se entrega a febriles lecturas literarias y políticas. Empiezan sus pinitos periodísticos. Usa los seudónimos de Fray José, en La Educación Católica de Petrer, Juan de Lis en El Defensor de Yecla etc. Escribe también en El Eco de Monóvar, El Mercantil Valenciano e incluso en El Pueblo, periódico de Vicente Blasco Ibáñez. Casi siempre hace crítica teatral de obras de fuerte contenido social (elogia las obras de Ángel Guimerá y Benito Pérez Galdós o el Juan José de Joaquín Dicenta) y ya refleja sus inclinaciones anarquistas. Traduce el drama La intrusa de Maurice Maeterlinck, la conferencia del francés A. Hamon De la patria o Las prisiones del príncipe Kropotkin. En 1895 Azorín publica dos ensayos, Anarquistas literarias y Notas sociales, en las que presenta al público las principales teorías anarquistas.
Se examina en Granada y Salamanca, pero fue más estudiante que estudioso y más atento a las tertulias, al periodismo, al teatro, a la literatura y a los toros que a las leyes. Llegado el 25 de noviembre de 1896 a Madrid para seguir sus estudios, se inició en medio de grandes privaciones en el periodismo republicano (El País, de donde le echan; El Progreso, periódico de Alejandro Lerroux), recibiendo sólo el apoyo de Leopoldo Alas en uno de sus Paliques, e hizo de crítico y traductor. Usa los seudónimos de Cándido, en honor a Voltaire, Ahrimán, el dios persa de la destrucción, Charivari y Este, entre otros. Poco a poco su nombre aparece en revistas y periódicos cada vez más importantes: Revista Nueva, Juventud, Arte Joven, El Globo, Alma Española, España, El Imparcial, ABC. Al mismo tiempo va publicando folletos y libros. Escribe una trilogía de novelas autobiográficas donde ya utiliza su definitivo seudónimo, Azorín, que empezó a usar en 1904: La voluntad, Antonio Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo.
A partir de 1905 el pensamiento y la literatura de Azorín están ya instalados en el conservadurismo. Comienza a colaborar en ABC donde participa activamente en la vida política. Antonio Maura, y sobre todo el ministro La Cierva, se convierten en sus máximos valedores. Entre 1907 y 1919 fue cinco veces diputado y dos breves temporadas (en 1917 y 1919) subsecretario de Instrucción Pública. Viajó incansablemente por España y ahonda en la lectura de los clásicos del Siglo de Oro. El directorio militar de Primo de Rivera enfrió la actividad pública de Azorín, quien se niega a aceptar cargos políticos de manos del dictador. En 1924 es elegido miembro de la Real Academia Española. Cuando estalló la Guerra Civil huyó del Madrid republicano y con su esposa, Julia Guinda Urzanqui, residió en Francia. Terminada la contienda, regresó a España gracias a la ayuda que recibió del entonces Ministro del Interior, D. Ramón Serrano Suñer, a quien "con viva gratitud" dedicó Azorín su obra "El Pasado" (Biblioteca Nueva / Madrid) años más tarde (1955). En sus últimos años cultivó asiduamente la crítica cinematográfica.
Obra [editar]
Su producción literaria se divide fundamentalmente en dos grandes apartados: ensayo y novela. También escribió algunas obras teatrales, experimentales y de escaso éxito.
La producción literaria de Azorín tiene también un gran valor estilístico. Su forma de escribir, muy peculiar, se caracteriza por el impresionismo descriptivo, por el uso de una frase corta y de sintaxis simple, por el menudeo de un léxico castizo y por las series de dos adjetivos unidos por una coma. Entre sus técnicas literarias más innovadoras está el uso, a la manera de Virginia Woolf, de personajes que viven al mismo tiempo en varias épocas de la historia, como Don Juan o Inés, fundiendo a la vez mito y eterno retorno.
Ensayo [editar]
Como ensayista dedicó especial atención a dos temas: el paisaje español y la reinterpretación impresionista de las obras literarias clásicas.
En los ensayos dedicados a la situación española se observa el mismo proceso evolutivo que marcó a toda la Generación del 98: si en sus primeras obras examina aspectos concretos de la realidad española y analiza los graves problemas de España, en Castilla (1912) su objetivo es profundizar en la tradición cultural española (reflexiones que surgen espontáneamente a partir de pequeñas observaciones del paisaje), además de incorporar un sentido del tiempo cíclico inspirado en Nietzsche.
Entre los ensayos literarios de Azorín destaca Ruta de Don Quijote (1905), Clásicos y modernos (1913), Los valores literarios (1914) y Al margen de los clásicos (1915). En ellos, su intención no es la de hacer un estudio pormenorizado de los textos, sino despertar la curiosidad y el interés ofreciendo una lectura impresionista de los mismos que destaca sólo los elementos más significativos de los mismos para la personalidad del escritor. Por tanto, se limita a expresar sus impresiones y reflexiones personales sobre la literatura española. También destaca "La Andalucía Trágica”. Es un ensayo añadido a la obra de “Los Pueblos” (edición en 1914). Azorín irá a Andalucía y recorrerá la zona de Sevilla. Al principio mandará crónicas a “El Imparcial” y el gobierno se sentirá molesto, por lo cual le pedirá el director del periódico que no mande más. Publicará todavía una entrevista que le costará la expulsión del periódico y le llevará a trabajar en ABC. La Andalucía trágica era de 1904 a 1905, anterior a “Los Pueblos” y posteriormente añadida.
Novela [editar]
Las novelas de Azorín se pueden dividir en cuatro etapas:
La primera etapa muestra predominio de los elementos autobiográficos y de impresiones suscitadas por el paisaje. El protagonista es Antonio Azorín (del cual tomará su seudónimo), personaje de ficción que se convierte en la conciencia de su creador. Estas novelas son un pretexto para desarrollar las experiencias vitales y culturales del autor. A ella pertenecen La voluntad (1902), Antonio Azorín (1903) y Las confesiones de un pequeño filósofo (1904).
En la segunda etapa, Azorín abandona los elementos autobiográficos, si bien continúa reflejando sus propias inquietudes en los personajes: la fatalidad, la obsesión por el tiempo, el destino, etc. Una muestra de ello es Doña Inés (1925). A esta misma etapa pertenece Don Juan (1922), basada en la conversión cristiana del mito.
A la tercera etapa pertenecen Félix Vargas (1928), Superrealismo (1929) y Pueblo (1939), marcadas por el vanguardismo y por el drama personal y cosmológico inspirado en el gran poeta austroalemán Rainer María Rilke.
En la cuarta etapa, tras un período de relativo silencio profundamente marcado por la contienda civil, Azorín vuelve a la narrativa con El escritor (1941), la novela rosa María Fontán (1943) y La isla sin aurora (1944).
Teatro [editar]
Azorín siempre sintió gran afición por el teatro; sin embargo, sus obras no gozaron del favor popular. De su pluma saldrían Old Spain (1926), Brandy, mucho brandy (1927), Comedia del arte (1927) y la trilogía Lo invisible, vinculada a la estética del Expresionismo, de la que forman parte La arañita en el espejo, El segador y Doctor Death, de 3 a 5, considerada por algunos críticos como su mejor producción dramática.
Francisco Ruiz Ramón resume así la propuesta teatral azoriniana:
Azorín señala la importancia y la libertad creadora del director de escena y de los actores.
Llama la atención sobre las nuevas relaciones entre la técnica cinematográfica y la técnica teatral.
Hace hincapié sobre la aparición del mundo de lo subconsciente en la escena.
La nueva realidad de la obra teatral, de acuerdo con las necesidades de la nueva sociedad y con el ritmo de la vida moderna, debe ser «rápida, tenue y contradictoria».
Deben suprimirse o reducirse al mínimo las acotaciones.
Es el mundo interior, el mundo de las ideas y de los problemas del espíritu y de la imaginación, quien debe suministrar sus materiales al dramaturgo.
La intención de Azorín es liberar el teatro español de todo provincianismo y elevarlo a la categoría de teatro europeo. Pero la mentalidad española no estaba preparada para asumir estas nuevas propuestas dramáticas. De ahí que el teatro azoriniano, al igual que el de Ramón María del Valle Inclán y Miguel de Unamuno, tuviera un éxito más bien escaso.
Su padre era natural de Yecla, Murcia, y militaba en el partido conservador (llegó a ser alcalde, diputado y seguidor de Romero Robledo). Ejercía de abogado en Monóvar y poseía una importante hacienda. Su madre había nacido en Petrer. Era una familia tradicional burguesa y acomodada. Azorín fue el mayor de nueve hermanos. Estudió bachillerato interno durante ocho años en el colegio de los Escolapios de Yecla, etapa que refleja en sus dos primeras novelas, de fuerte contenido autobiográfico. De 1888 a 1896 cursó derecho en Valencia, donde se interesa por el Krausismo y el anarquismo y se entrega a febriles lecturas literarias y políticas. Empiezan sus pinitos periodísticos. Usa los seudónimos de Fray José, en La Educación Católica de Petrer, Juan de Lis en El Defensor de Yecla etc. Escribe también en El Eco de Monóvar, El Mercantil Valenciano e incluso en El Pueblo, periódico de Vicente Blasco Ibáñez. Casi siempre hace crítica teatral de obras de fuerte contenido social (elogia las obras de Ángel Guimerá y Benito Pérez Galdós o el Juan José de Joaquín Dicenta) y ya refleja sus inclinaciones anarquistas. Traduce el drama La intrusa de Maurice Maeterlinck, la conferencia del francés A. Hamon De la patria o Las prisiones del príncipe Kropotkin. En 1895 Azorín publica dos ensayos, Anarquistas literarias y Notas sociales, en las que presenta al público las principales teorías anarquistas.
Se examina en Granada y Salamanca, pero fue más estudiante que estudioso y más atento a las tertulias, al periodismo, al teatro, a la literatura y a los toros que a las leyes. Llegado el 25 de noviembre de 1896 a Madrid para seguir sus estudios, se inició en medio de grandes privaciones en el periodismo republicano (El País, de donde le echan; El Progreso, periódico de Alejandro Lerroux), recibiendo sólo el apoyo de Leopoldo Alas en uno de sus Paliques, e hizo de crítico y traductor. Usa los seudónimos de Cándido, en honor a Voltaire, Ahrimán, el dios persa de la destrucción, Charivari y Este, entre otros. Poco a poco su nombre aparece en revistas y periódicos cada vez más importantes: Revista Nueva, Juventud, Arte Joven, El Globo, Alma Española, España, El Imparcial, ABC. Al mismo tiempo va publicando folletos y libros. Escribe una trilogía de novelas autobiográficas donde ya utiliza su definitivo seudónimo, Azorín, que empezó a usar en 1904: La voluntad, Antonio Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo.
A partir de 1905 el pensamiento y la literatura de Azorín están ya instalados en el conservadurismo. Comienza a colaborar en ABC donde participa activamente en la vida política. Antonio Maura, y sobre todo el ministro La Cierva, se convierten en sus máximos valedores. Entre 1907 y 1919 fue cinco veces diputado y dos breves temporadas (en 1917 y 1919) subsecretario de Instrucción Pública. Viajó incansablemente por España y ahonda en la lectura de los clásicos del Siglo de Oro. El directorio militar de Primo de Rivera enfrió la actividad pública de Azorín, quien se niega a aceptar cargos políticos de manos del dictador. En 1924 es elegido miembro de la Real Academia Española. Cuando estalló la Guerra Civil huyó del Madrid republicano y con su esposa, Julia Guinda Urzanqui, residió en Francia. Terminada la contienda, regresó a España gracias a la ayuda que recibió del entonces Ministro del Interior, D. Ramón Serrano Suñer, a quien "con viva gratitud" dedicó Azorín su obra "El Pasado" (Biblioteca Nueva / Madrid) años más tarde (1955). En sus últimos años cultivó asiduamente la crítica cinematográfica.
Obra [editar]
Su producción literaria se divide fundamentalmente en dos grandes apartados: ensayo y novela. También escribió algunas obras teatrales, experimentales y de escaso éxito.
La producción literaria de Azorín tiene también un gran valor estilístico. Su forma de escribir, muy peculiar, se caracteriza por el impresionismo descriptivo, por el uso de una frase corta y de sintaxis simple, por el menudeo de un léxico castizo y por las series de dos adjetivos unidos por una coma. Entre sus técnicas literarias más innovadoras está el uso, a la manera de Virginia Woolf, de personajes que viven al mismo tiempo en varias épocas de la historia, como Don Juan o Inés, fundiendo a la vez mito y eterno retorno.
Ensayo [editar]
Como ensayista dedicó especial atención a dos temas: el paisaje español y la reinterpretación impresionista de las obras literarias clásicas.
En los ensayos dedicados a la situación española se observa el mismo proceso evolutivo que marcó a toda la Generación del 98: si en sus primeras obras examina aspectos concretos de la realidad española y analiza los graves problemas de España, en Castilla (1912) su objetivo es profundizar en la tradición cultural española (reflexiones que surgen espontáneamente a partir de pequeñas observaciones del paisaje), además de incorporar un sentido del tiempo cíclico inspirado en Nietzsche.
Entre los ensayos literarios de Azorín destaca Ruta de Don Quijote (1905), Clásicos y modernos (1913), Los valores literarios (1914) y Al margen de los clásicos (1915). En ellos, su intención no es la de hacer un estudio pormenorizado de los textos, sino despertar la curiosidad y el interés ofreciendo una lectura impresionista de los mismos que destaca sólo los elementos más significativos de los mismos para la personalidad del escritor. Por tanto, se limita a expresar sus impresiones y reflexiones personales sobre la literatura española. También destaca "La Andalucía Trágica”. Es un ensayo añadido a la obra de “Los Pueblos” (edición en 1914). Azorín irá a Andalucía y recorrerá la zona de Sevilla. Al principio mandará crónicas a “El Imparcial” y el gobierno se sentirá molesto, por lo cual le pedirá el director del periódico que no mande más. Publicará todavía una entrevista que le costará la expulsión del periódico y le llevará a trabajar en ABC. La Andalucía trágica era de 1904 a 1905, anterior a “Los Pueblos” y posteriormente añadida.
Novela [editar]
Las novelas de Azorín se pueden dividir en cuatro etapas:
La primera etapa muestra predominio de los elementos autobiográficos y de impresiones suscitadas por el paisaje. El protagonista es Antonio Azorín (del cual tomará su seudónimo), personaje de ficción que se convierte en la conciencia de su creador. Estas novelas son un pretexto para desarrollar las experiencias vitales y culturales del autor. A ella pertenecen La voluntad (1902), Antonio Azorín (1903) y Las confesiones de un pequeño filósofo (1904).
En la segunda etapa, Azorín abandona los elementos autobiográficos, si bien continúa reflejando sus propias inquietudes en los personajes: la fatalidad, la obsesión por el tiempo, el destino, etc. Una muestra de ello es Doña Inés (1925). A esta misma etapa pertenece Don Juan (1922), basada en la conversión cristiana del mito.
A la tercera etapa pertenecen Félix Vargas (1928), Superrealismo (1929) y Pueblo (1939), marcadas por el vanguardismo y por el drama personal y cosmológico inspirado en el gran poeta austroalemán Rainer María Rilke.
En la cuarta etapa, tras un período de relativo silencio profundamente marcado por la contienda civil, Azorín vuelve a la narrativa con El escritor (1941), la novela rosa María Fontán (1943) y La isla sin aurora (1944).
Teatro [editar]
Azorín siempre sintió gran afición por el teatro; sin embargo, sus obras no gozaron del favor popular. De su pluma saldrían Old Spain (1926), Brandy, mucho brandy (1927), Comedia del arte (1927) y la trilogía Lo invisible, vinculada a la estética del Expresionismo, de la que forman parte La arañita en el espejo, El segador y Doctor Death, de 3 a 5, considerada por algunos críticos como su mejor producción dramática.
Francisco Ruiz Ramón resume así la propuesta teatral azoriniana:
Azorín señala la importancia y la libertad creadora del director de escena y de los actores.
Llama la atención sobre las nuevas relaciones entre la técnica cinematográfica y la técnica teatral.
Hace hincapié sobre la aparición del mundo de lo subconsciente en la escena.
La nueva realidad de la obra teatral, de acuerdo con las necesidades de la nueva sociedad y con el ritmo de la vida moderna, debe ser «rápida, tenue y contradictoria».
Deben suprimirse o reducirse al mínimo las acotaciones.
Es el mundo interior, el mundo de las ideas y de los problemas del espíritu y de la imaginación, quien debe suministrar sus materiales al dramaturgo.
La intención de Azorín es liberar el teatro español de todo provincianismo y elevarlo a la categoría de teatro europeo. Pero la mentalidad española no estaba preparada para asumir estas nuevas propuestas dramáticas. De ahí que el teatro azoriniano, al igual que el de Ramón María del Valle Inclán y Miguel de Unamuno, tuviera un éxito más bien escaso.
VICENTE MEDINA
Vicente Medina Tomás, (n. Archena, Murcia, España 1866 - † Rosario, Santa Fe, Argentina 1937). Poeta y dramaturgo español a quien se debe gran parte de la identidad regional
Hijo de un jornalero y una costalera, Vicente Medina nació el 27 de octubre de 1866. Estableció contacto con las letras a temprana edad ya que su padre se hizo cargo del quiosco del Balneario de Archena, donde Medina pudo leer a autores como Bécquer, Espronceda o Víctor Hugo. Además su padre era conocido como Juan de Dios, "el de los romances", ya que era un gran conocedor de éstos e incluso los recitaba por los pueblos. Así, se puede suponer, que Vicente Medina tuvo una infancia repleta de historias y de relatos. Con sólo trece años se marchó a Madrid para trabajar como servidor en la casa de un Procurador de los Tribunales. Pronto volvió a su pueblo natal para continuar con la venta de libros.
Más tarde ingresó en el ejército. Sus primeros versos de amor se publicaron durante su estancia en Filipinas comenzando así su oficio literario. Abandona en 1890 el ejército para volver a la Región. Acabará en Cartagena después de fracasar con un negocio en Archena. En la ciudad portuaria colabora con publicaciones como "El Álbum", "La Gaceta Minera", "El Diario de Cartagena", "El Republicano" o "Las Noticias". Después de contraer matrimonio publica en 1895 su poema "El Náufrago", que fue bien recibido entre la crítica y el público, aunque después Medina renegaría de él.
En la ciudad de Cartagena editó su primer libro, "Aires Murcianos". Se convirtió en su obra cumbre, todo un canto al sufrimiento de las gentes de la huerta del Segura. En él Vicente Medina intenta dignificar el dialecto murciano hablado por aquel entonces en la vega el Segura. Dialecto que era constantemente sometido a la crítica de los "panochistas" en el teatro. Ha sido considerado como uno de los grandes escritores, sino el que más, en lengua murciana.
En 1901 había sido traducido al checo y había estrenado su primera obra como autor de teatro.
Emigró a Argentina en 1908 convirtiéndose éste país en su segunda patria. Se convirtió en propietario agrícola mientras seguía su labor como literato editándo él mismo aquello que escribía.
La justica argentina le condena a 4 años encarcelado en 1926 por un asunto financiero. Debido a este acontecimiento, escribió "Mi Defensa Moral", donde destaca los diversos servicios que ha proporcionado a la república de aquel país. Posteriormente viaja por América del Sur, casi en loor de multitudes, con gran provecho literario.
Volvió a Archena en 1931, después de 25 años fuera, antes de la proclamación de la II República Española. Sin embargo en 1936 el haber defendido abiertamente al Frente Popular le obligará a marcharse de España debido al peligro que podía correr. El 17 de agosto de 1937 muere en Rosario, Argentina.
Obra [editar]
Vicente Medina escribió alrededor de veinte libros de poesía y cuatro dramas teatrales además de una gran cantidad de obra inédita. Sus artículos en periódicos son muy numerosos, y se encuentran esparcidos a través España y América.
Su poesía comenzó con un romanticismo sentimental y después pasó a incorporar un fuerte rasgo de observación naturalista, que le hizo avanzar hacia la denuncia social, mezclada con una mirada impregnada de un muy noble sentimiento popular: la piedad por el prójimo. En sus poemas comprime ese sentimiento de lo intrínsecamente murciano, desde la visión sentimental de la gente de la huerta del Segura, con gran fifelidad, sin tener que llegar a la sensiblería, superando lo tópico y lo abstracto del suceso.
El poema "Cansera" ha sido estudiado profundamente por el historiador José Mª Jover Zamora, quien en él ve una seria fotografía del espíritu español justamente tras los desastres de Cuba y Filipinas de forma previa a la Generación del 98. Aunque también hay que reseñar en este poema unos valores líricos inconmensurables.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Vicente_Medina"
Hijo de un jornalero y una costalera, Vicente Medina nació el 27 de octubre de 1866. Estableció contacto con las letras a temprana edad ya que su padre se hizo cargo del quiosco del Balneario de Archena, donde Medina pudo leer a autores como Bécquer, Espronceda o Víctor Hugo. Además su padre era conocido como Juan de Dios, "el de los romances", ya que era un gran conocedor de éstos e incluso los recitaba por los pueblos. Así, se puede suponer, que Vicente Medina tuvo una infancia repleta de historias y de relatos. Con sólo trece años se marchó a Madrid para trabajar como servidor en la casa de un Procurador de los Tribunales. Pronto volvió a su pueblo natal para continuar con la venta de libros.
Más tarde ingresó en el ejército. Sus primeros versos de amor se publicaron durante su estancia en Filipinas comenzando así su oficio literario. Abandona en 1890 el ejército para volver a la Región. Acabará en Cartagena después de fracasar con un negocio en Archena. En la ciudad portuaria colabora con publicaciones como "El Álbum", "La Gaceta Minera", "El Diario de Cartagena", "El Republicano" o "Las Noticias". Después de contraer matrimonio publica en 1895 su poema "El Náufrago", que fue bien recibido entre la crítica y el público, aunque después Medina renegaría de él.
En la ciudad de Cartagena editó su primer libro, "Aires Murcianos". Se convirtió en su obra cumbre, todo un canto al sufrimiento de las gentes de la huerta del Segura. En él Vicente Medina intenta dignificar el dialecto murciano hablado por aquel entonces en la vega el Segura. Dialecto que era constantemente sometido a la crítica de los "panochistas" en el teatro. Ha sido considerado como uno de los grandes escritores, sino el que más, en lengua murciana.
En 1901 había sido traducido al checo y había estrenado su primera obra como autor de teatro.
Emigró a Argentina en 1908 convirtiéndose éste país en su segunda patria. Se convirtió en propietario agrícola mientras seguía su labor como literato editándo él mismo aquello que escribía.
La justica argentina le condena a 4 años encarcelado en 1926 por un asunto financiero. Debido a este acontecimiento, escribió "Mi Defensa Moral", donde destaca los diversos servicios que ha proporcionado a la república de aquel país. Posteriormente viaja por América del Sur, casi en loor de multitudes, con gran provecho literario.
Volvió a Archena en 1931, después de 25 años fuera, antes de la proclamación de la II República Española. Sin embargo en 1936 el haber defendido abiertamente al Frente Popular le obligará a marcharse de España debido al peligro que podía correr. El 17 de agosto de 1937 muere en Rosario, Argentina.
Obra [editar]
Vicente Medina escribió alrededor de veinte libros de poesía y cuatro dramas teatrales además de una gran cantidad de obra inédita. Sus artículos en periódicos son muy numerosos, y se encuentran esparcidos a través España y América.
Su poesía comenzó con un romanticismo sentimental y después pasó a incorporar un fuerte rasgo de observación naturalista, que le hizo avanzar hacia la denuncia social, mezclada con una mirada impregnada de un muy noble sentimiento popular: la piedad por el prójimo. En sus poemas comprime ese sentimiento de lo intrínsecamente murciano, desde la visión sentimental de la gente de la huerta del Segura, con gran fifelidad, sin tener que llegar a la sensiblería, superando lo tópico y lo abstracto del suceso.
El poema "Cansera" ha sido estudiado profundamente por el historiador José Mª Jover Zamora, quien en él ve una seria fotografía del espíritu español justamente tras los desastres de Cuba y Filipinas de forma previa a la Generación del 98. Aunque también hay que reseñar en este poema unos valores líricos inconmensurables.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Vicente_Medina"
ANTONIO GAUDI
Antoni Gaudí i Cornet (* Riudoms o Reus, provincia de Tarragona (Cataluña); 25 de junio de 1852 – † Barcelona (Id.); 10 de junio de 1926) arquitecto catalán, máximo exponente de la arquitectura modernista catalana.
Existe una disputa entre Reus y Riudoms (dos municipios vecinos y colindantes de la comarca del Baix Camp) sobre el lugar de nacimiento del arquitecto. La familia paterna era originaria de Riudoms y la materna de Reus. En la documentación de su etapa escolar figura como nacido en Reus, aunque según manifestó él en diversas ocasiones, era de Riudoms, de donde era originaria toda su saga paterna, los Gaudí. Lo que sí se sabe cierto es que fue bautizado en Reus el día después de su nacimiento, pues allí residía la que fue su madrina de bautismo, de avanzada edad. El nombre que consta en su partida de bautismo del año 1852 es Antón Plácido Guillermo Gaudí i Cornet.
Casa Milà, Barcelona, España
Estudió en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, donde se graduó en 1878. Elies Rogent, director de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, dijo en aquel momento: "hem donat un títol a un boig o a un geni, el temps ho dirà" (hemos dado un título a un loco o a un genio, el tiempo lo dirá). Durante sus estudios había trabajado ya con maestros de obras conocidos y al terminar su carrera universitaria abrió su propio despacho, en el que proyectaría más tarde sus famosas obras.
En la Exposición Universal de París de 1878 se expuso una vitrina realizada por Gaudí para una fábrica de guantes. Fue tal la admiración que este trabajo despertó sobre Eusebi Güell que, a su regreso, deseó contactar con el arquitecto para realizarle algún encargo. Este fue el inicio de una amistad y de un mecenazgo que produjo algunas de las más destacadas obras de Gaudí. En 1883 aceptó hacerse cargo de continuar las recién iniciadas obras del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia. Gaudí modificó totalmente el proyecto inicial, convirtiéndola en su obra cumbre, conocida y admirada en todo el mundo. A partir de 1910 se dedicó casi por completo a este proyecto, hasta que murió.
El día 7 de junio de 1926, Antoni Gaudí caminaba por la Gran Via de les Corts Catalanes, Barcelona. Había cruzado la calle Bailèn hasta la plaza Tetuán. Era un camino que hacía muchas veces para llegar de la iglesia de San Felipe Neri hasta la Sagrada Familia. Pero aquel día, cuando se disponía a cruzar la calle, un tranvía le atropelló y le dejó sin sentido. Por su aspecto de mendigo tardaron en darse cuenta que se trataba del genial arquitecto. Murió el día 10 de junio de 1926, a los 74 años de edad, en el hospital de la Santa Creu. Fue enterrado, en loor de multitudes, en la cripta de la Sagrada Familia.
Obra [editar]
Casa Botines en León
Ningún arquitecto de su generación puede compararse a Antoni Gaudí. Máximo representante del modernismo, su rica personalidad así como la extensión e intensidad de su obra lo convierten en una de las figuras más importantes de la arquitectura universal. Su primer trabajo de cierta consideración fue realizado para la Cooperativa Obrera Mataronense, empleando por primera vez los arcos funiculares, un elemento distintivo de sus construcciones posteriores. La obra de Gaudí se puede dividir en tres etapas:
De la primera de estética neogótica son la Casa Vicens, El Capricho en Comillas (Cantabria), el Palacio Güell, el Pabellón Güell, el Colegio Teresià, y las obras en León y Astorga.
La segunda etapa, que coincide con el momento álgido del Modernismo, se desenvuelve en un lenguaje personal colorista y alegre. Son de esta etapa la fachada posterior de la Casa Calvet, el Parque Güell, la Casa Batlló, y la Casa Milà 'La Pedrera'.
En la tercera etapa predominan los elementos geométricos. De esta etapa son: la iglesia de la Colonia Güell, las escuelas de la Sagrada Familia y el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, que no pudo ver acabado y aún hoy continúa en construcción.
Existe una disputa entre Reus y Riudoms (dos municipios vecinos y colindantes de la comarca del Baix Camp) sobre el lugar de nacimiento del arquitecto. La familia paterna era originaria de Riudoms y la materna de Reus. En la documentación de su etapa escolar figura como nacido en Reus, aunque según manifestó él en diversas ocasiones, era de Riudoms, de donde era originaria toda su saga paterna, los Gaudí. Lo que sí se sabe cierto es que fue bautizado en Reus el día después de su nacimiento, pues allí residía la que fue su madrina de bautismo, de avanzada edad. El nombre que consta en su partida de bautismo del año 1852 es Antón Plácido Guillermo Gaudí i Cornet.
Casa Milà, Barcelona, España
Estudió en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, donde se graduó en 1878. Elies Rogent, director de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, dijo en aquel momento: "hem donat un títol a un boig o a un geni, el temps ho dirà" (hemos dado un título a un loco o a un genio, el tiempo lo dirá). Durante sus estudios había trabajado ya con maestros de obras conocidos y al terminar su carrera universitaria abrió su propio despacho, en el que proyectaría más tarde sus famosas obras.
En la Exposición Universal de París de 1878 se expuso una vitrina realizada por Gaudí para una fábrica de guantes. Fue tal la admiración que este trabajo despertó sobre Eusebi Güell que, a su regreso, deseó contactar con el arquitecto para realizarle algún encargo. Este fue el inicio de una amistad y de un mecenazgo que produjo algunas de las más destacadas obras de Gaudí. En 1883 aceptó hacerse cargo de continuar las recién iniciadas obras del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia. Gaudí modificó totalmente el proyecto inicial, convirtiéndola en su obra cumbre, conocida y admirada en todo el mundo. A partir de 1910 se dedicó casi por completo a este proyecto, hasta que murió.
El día 7 de junio de 1926, Antoni Gaudí caminaba por la Gran Via de les Corts Catalanes, Barcelona. Había cruzado la calle Bailèn hasta la plaza Tetuán. Era un camino que hacía muchas veces para llegar de la iglesia de San Felipe Neri hasta la Sagrada Familia. Pero aquel día, cuando se disponía a cruzar la calle, un tranvía le atropelló y le dejó sin sentido. Por su aspecto de mendigo tardaron en darse cuenta que se trataba del genial arquitecto. Murió el día 10 de junio de 1926, a los 74 años de edad, en el hospital de la Santa Creu. Fue enterrado, en loor de multitudes, en la cripta de la Sagrada Familia.
Obra [editar]
Casa Botines en León
Ningún arquitecto de su generación puede compararse a Antoni Gaudí. Máximo representante del modernismo, su rica personalidad así como la extensión e intensidad de su obra lo convierten en una de las figuras más importantes de la arquitectura universal. Su primer trabajo de cierta consideración fue realizado para la Cooperativa Obrera Mataronense, empleando por primera vez los arcos funiculares, un elemento distintivo de sus construcciones posteriores. La obra de Gaudí se puede dividir en tres etapas:
De la primera de estética neogótica son la Casa Vicens, El Capricho en Comillas (Cantabria), el Palacio Güell, el Pabellón Güell, el Colegio Teresià, y las obras en León y Astorga.
La segunda etapa, que coincide con el momento álgido del Modernismo, se desenvuelve en un lenguaje personal colorista y alegre. Son de esta etapa la fachada posterior de la Casa Calvet, el Parque Güell, la Casa Batlló, y la Casa Milà 'La Pedrera'.
En la tercera etapa predominan los elementos geométricos. De esta etapa son: la iglesia de la Colonia Güell, las escuelas de la Sagrada Familia y el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, que no pudo ver acabado y aún hoy continúa en construcción.
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